domingo, 29 de junio de 2014

Quédate - Capitulo 98


La vida de muchos cambia en un solo instante, debemos adaptarnos a esos cambios, por muy dolorosos que sean.
Culpa mía, Si no hubiera provocado ese choque, si hubiera hablado con Ben hasta calmarlo, si tan solo me lo hubiera quitado, si no me hubiera puesto ese anillo, si no lo hubiera besado, si nunca me hubiera enamorado de el, si no me hubiera venido con mi padre, si tan solo... no hubiera nacido.


(Narra Logan)


No se porque la amaba tanto, había algo en ella, algo que me hacia estar perdidamente enamorado, desde la primera vez que lo vi, desde ese día en que accidentalmente tropecé con ella, el mas hermoso accidente, desde ese día me flecho. Pero ella estaba con Ben y quizá no lo dejara, todo por mi estupidez, por esa que cometí. Desearía poder borrar las heridas del pasado...
Mis pensamientos se interrumpieron por crujir del hielo de la carretera, voltee y venia, ese auto estaba fuera de control, justo cuando creí que me golpearía, este cambio de dirección, se estrello contra un local, el estruendo llamo la atención de todos, aquel auto se vio rodeado por decenas de personas.
Me quede inmóvil por un momento, ese auto me iba a arrollar, me acerqué a la multitud de personas, vi ese auto negro... 
Mi corazón se paro, lo conocía, ese porsche...


- ¿Volverás conmigo? -pregunte esperanzado.
- Logan, no puedo... Ben...
- Me has dicho que no lo amas.
- Saldré con Ben mañana -susurró ella.


No, no, no. No podía ser.
Me abrí paso entre la multitud de personas que susurraban miles de cosas. Llegue hasta el frente.
El estaba inconsciente, había quedado con la frente sobre el volante, ella no estaba a si lado, la busque rezando por que no estuviera ahí. La encontré. Ella descansaba en el cofre destrozado del auto, su cuerpo se bañaba en sangre mientras fragmentos de vidrio de esa ventana seguían cayendo sobre ella.
- ¡Amy! -grite desesperado.
Traté de correr, de ir hacia ella. 
Un par de manos me lo impidieron.
- Tranquilo hijo -dijo un tipo al que no mire.
- Suéltame... Amy, Amy -gritaba su nombre una y otra vez.
Otro par de manos ayudaron a inmovilizarme, y otro par mas.
Mi vista estaba borrosa por la cantidad de lagrimas que salían de mi, gritaba desesperado, solo quería estar junto a ella, asegurarme de que respirara.
No había persona a la que amara como la amaba a ella, si ella moría, yo igual lo haría.
Escuche las sirenas acercarse, no me importaba, tan solo quería estar cerca de ella.
- Abran paso -escuche desde lo lejos.
Pude soltarme, corrí hacia ella, no me dejaron ni tocarla, justo cuando iba a llegar a ella otra par de manos me detuvieron.
- No la muevas -pidió el tipo.
- Déjenme, quiero verla -grite frustrado.
¿Acaso nadie entendía que la necesitaba? ¿Nadie entendía que mi existencia dependía de los latidos de su corazón?
- Por favor -rogué-, Amy, quédate.
No pude sostenerme mas, mis piernas perdieron su fuerza, caí abatido sobre mis rodillas.
- No me dejes...
Veía como aquellos médicos sacaban a Ben del auto y como otros mas intentaban tomar a Amy en brazos sin lastimarla.
Mis lagrimas no dejaban de escapar de mi, el solo hecho de imaginar que ella ya no respirara me volvía loco.
- Chico -me llamó uno de los sujetos-, ¿la conoces?
- Si -susurre.
- Sube a la ambulancia -dijo.
Sin vacilar subí en ella.
Amy estaba descansando en una camilla, se veía tan frágil, estaba lastimada, tenia cortes por todo el cuerpo.
El verla así, hizo que me destrozara mas... ella no podía estar así, no tenia por que estar ahí... ella no se lo merecía.
- Quédate conmigo Amy -susurraba-, por favor, no me dejes. Hago lo que quieras, me alejo, me quedo junto a ti, no te hablo mas, pero sigue respirando por favor.
Llegamos al hospital por lo que me pareció una eternidad, los médicos actuaron rápidamente, corrí e intente entrar con ella hasta esa sala de urgencias, sin embargo me lo impidieron, una enfermera se encargo de darme un calmante, me pidieron los datos de ambos y los di, no se como recordé todo, en ese momento mi mente estaba solo con Amy.
Si ella se iba, yo iría tras ella, no me imaginaba una vida sin su mirada, sin su sonrisa, simple y sencillamente mi razón de existir acabaría.

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