domingo, 7 de julio de 2013

Ira - Capitulo 30




- Amy -Liam me apuro desde mi habitación.
 
- Voy, voy -dije saliendo del baño y dirigiéndome al tocador.
 
Me cepille el cabello rápidamente para después ir por mi mochila que se encontrara a lado de la puerta.
 
- Ya.
 
Liam se levanto de mi cama y salio junto a mi de mi habitación, salimos de la casa y nos dispusimos a caminar hacia mi colegio. Liam tomo mi mochila y se la llevo al hombro.
 
Caminamos apurados, ya que era un poco tarde. El sueño había sido demasiado para mi y 
Liam había entrado a mi habitación levantándome a almohadazos.
Sonreí ante el recuerdo.
 
- ¿Que es tan gracioso? -cuestiono Liam
 
- Nada... simple y sencillamente planeo mi venganza por haberme despertado a almohadas.
 
Liam comenzó a reír.
 
- Amy, no me oías, ¿que mas quería que hiciera? mejor da gracias que no te desperté con agua -bromeo.
 
- Ja-ja, Liam eres simpático he -dije con ironía.
 
- Lo se hermanita, lo se.


Llegamos a la puerta del colegio y me pare frente a Liam.
 
- Gracias -sonreí recibiendo mi mochila.
 
- Cuídate Amy y si ese idiota te hace algo, no dudes en decirme.
 
- Claro -lo abracé.
 
- Te quiero Amy -sonreí al escuchar eso.
 
- Y yo a ti Liam -me separe de el y entré al colegio.
 
Camine por esos pasillos abarrotados de alumnos, algunos mostraban cansancio y sueño, otros tantos estaban entusiasmados y platicando de sus vacaciones con sus amigos.


- Amy Rumsfeld -Una chica morena se paró frente a mi.
 
- ¿Que quieres Melanie? -dije enfadada.
 
- Felicitarte, por tu nuevo novio -sonrió.
 
- ¿Que? -la mire confundida.
 
- Si, me entere que tienes nuevo chico -enarco una ceja.
 
- Ah si -sonreí-. Pues deberías conseguir nuevas informantes por que esa información es errónea -dije seria.
 
Melanie me dirigió una mirada de desprecio.
 
- Ese juego tuyo no va a resultar -dijo acercándose mas a mi-. Jamas le sacaras celos a Logan así, nunca vas a lograr que el se fije en ti.
 
En verdad estaba comenzando a fastidiarme.
 
Había chicos que escuchaban atentos la discusión.
 
- Mira Melanie -la mire desafiante-. No se  de que diablos me hablas y no se de donde sacas tantas tonterías. En primera, yo no tengo novio, y en segunda NO quiero a Logan, no quiero sacarle celos, y si tanto lo quieres ¡quedatelo! por mi no hay ningún problema.
 
Melanie me miro con coraje.
 
- ¿Acaso estas ardida de que Logan no te hizo ni el mas mínimo caso? -me miro burlona.
 
- Si claro -dije en sarcasmo-. En tus sueños chica.
 
- ¿Sabes que Logan es solo mio, no? Así que aléjate de él.
 
- Como digas -me burle.
 
Comencé a caminar esquivándola.
 
- Rumsfeld, no te atrevas a dejarme con la palabra en la boca.
 
Al escuchar eso sonreí y me di la vuelta para verle la cara, estaba con ambas manos en la cintura flanqueada por Gabriela y otra chica rubia.
 
- ¿Que crees? Ya lo hice.
 
Me di la vuelta y continué mi recorrido. Desde atrás escuche varios sonidos de burla. Sonreí satisfecha.


El aula de Matemáticas comenzaba a llenarse, aunque habíamos cambiado de semestre y horarios, no cambiamos de compañeros. Eso me puso realmente molesta.
 
De un momento a otro el aula se hallaba llena y con mi compañero a lado, me dispuse a mirar a otros lugares.
 
- Amy -escuche mi nombre provenir desde mi derecha.
 
Mi corazón se acelero y sentí una enorme ira. ¿Como se atrevía a hablarme después de comportarse tan indiferente conmigo?
 
- Oye -insistió.
 
- ¿Que quieres? -pregunte sin mirarlo.
 
Vacilo por un segundo.
 
- ¿Es cierto lo que dijiste allá afuera?
 
- ¡Escuchaste he!
 
- Si... -sonaba desanimado-. ¿No tienes novio? ¿Yo no te intereso? ¿No quieres nada de mi?
 
¡Basta! eso era mas que suficiente.
 
- Mira O'Connors, todo, absolutamente todo lo que escuchaste allá afuera es verdad, No estoy con nadie, no me interesas y no quiero nada de ti. Ahora soy yo la que te pide que no me hables.
 
- ¿Porque?
 
- Todavía lo preguntas... Dios, O'Connors. Solo olvídalo y déjame en paz.
 
Dicho esto dirigí la mirada hacia el frente. El profesor comenzó a dar la clase así que ignore totalmente a Logan.
 
Aun no se como encontré el valor para decirle todo eso sin siquiera dejar rodar una lágrima.
 
Quizá fue la ira que me dio esas fuerzas... Podía ser fuerte, valiente, no dependería de nadie

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